jueves, 25 de febrero de 2010

Viaje a lo cotidiano del camino a casa.


Caras, portadas de cuentos épicos, cada libro indiferente hacia su vecino. Vagos espíritus con garabatos de objetivos sin vías del significado de estos. palabras, ruidos armónicos de coros de alegría fundidos con la tristeza, suspiros melancólicos bañados de hilaridad, componiendo en sus cuerpos el sudor del encierro atado al azar de un gusano sin emoción ni razón.
Miradas vacías se estrellan con el vigor de su reflejo, expresiones de autómatas programadas por el designio ajeno.
Sonrisa prófuga que encuentra al poeta observador, cautivo del romance fugaz de cada rincón, besos furtivos de los que se exilian junto a su amor donde ninguna sentencia traiciona la inocencia de una declaración fortuita del amante embelesado por escuchar tu voz.
Subterráneo de metrópolis acongojada...subsuelo de contrastes.

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